miércoles, 16 de julio de 2008

EL BONDI A FINISTERRE


El sonido siempre inoportuno del despertador esta vez llegó tarde. El insomnio hacía una hora se había apoderado de mí. Era temprano, la oscuridad todavía reinaba en el ambiente; conté hasta tres y puse los dos pies en el piso frío.

La ducha ayudó a ponerme en tiempo y espacio; casi por inercia me vestí, me peiné, despejé los ojos del exceso de rimel, me asomé a la ventana más cercana para comprobar la temperatura que proyectaba el televisor negro colgado de la pared al mismo tiempo que colocaba un sin número de cosas adentro de la cartera.



Alcancé a tomar dos vasos de agua, saludé a Jagger- Ozzy (un ovejero enorme que tiene por costumbre pararse en dos patas sobre mí para darme los buenos días) y partí bajo la humedad espesa rumbo a una nueva entrevista de trabajo.



Afuera estaba pesado, el olor de mi propio perfume se condensaba en la nariz tras cada cuadra recorrida; en la calle la gente caminaba apurada hacía la parada del colectivo. Sí, todos con la misma intención aunque con diferentes destinos. Al doblar la esquina lo que venía imaginando se hizo realidad; una fila infernal de personas intentaba treparse a alguno de los tres VIASUR que esperaban impacientes.



Logré subir al último, la calefacción al máximo empañaba los vidrios, mientras más de una mejilla al rojo vivo manifestaba la sofocación. Las ventanas selladas terminaron de coronar un ambiente indescriptible.



Segundo día de la semana, actos, calles cortadas, manifestantes, patrulleros, bombos, banderas: Caos. En estos casos uno suele tratar de llegar a destino como sea y a horario, no importa que pase dos metros más allá del lugar al que tenemos que ir. Por suerte en Paseo Colón el panorama no era complicado.


La autopista no estaba cargada, faltaba mucho para que comenzaran los actos y la gran concentración, salvo el calor que subía desde los pies hasta el último mechón de pelo todo anunciaba un día de suerte. El sol brillaba con intencidad sobre el río de la plata, tanto que lograba traspasar los vidrios negros de los Orbital que cubrían mi rostro. Faltaban metros para llegar cuando el chofer hizo una maniobra inesperada. Nunca bajó en Huergo, dobló a la derecha mientras todas las miradas sorprendidas se fijaron en su nuca descubierta.



- ¡La reputa madre! dije al mismo tiempo que imaginaba como tirarme del bondi en los próximos 5 minutos.
- Me subí al otro ramal . ¡¡Qué Boludaaa!!


En eso una mujer se acercó al conductor y entre dientes mantuvieron un diálogo corto, indescifrable a la distancia. Cuando vuelve al asiento la encaro y ahí me entero que la boluda no era yo sino el "señor" chofer que se había confundido de recorrido. Bajó en 9 de Julio, el embotellamiento era como el de la película de Bruce Willis, Un Día de Furia. Las bocinas sonaban una y otra vez mientras un auto con el tren delantero destruido estaba atravesado en plena Avenida.


Conté hasta mil y me senté, al final el desvío me favoreció. Llegué temprano, busqué la dirección, como faltaban veinte minutos para la entrevista me senté en un bar y pedí un café (pensé seriamente en una Coca Cola o un Gancia batido para tomar coraje, pero abandoné las idea rápidamente cuando miré el reloj; eran las 9:40).
A la diez en punto toqué el portero, suspiré , crucé los dedos y entré.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Q bajón venir al centro capitalino -un mal necesario- aguante el sur, aguante Bera.. y muy loko that you speak english with a stupid blond dear evan! seguí con los posteos q te leo siempre changuita!

luc

Anónimo dijo...

Jaja!!
Parece que mi acento inglés no les gustó porque no me llamaron.

Mother Fucker!!
Seguiré Participando entonces.