martes, 21 de octubre de 2008

LA TORMENTA IMPERFECTA



Hoy antes de las 7 de la mañana una tormenta tremenda se apoderó del conurbano bonaerense. Llovió como si fuera el Apocalipsis. En un momento el cielo se puso negro símil al ojo de un huracán, a los segundos caían gotas enormes de agua y piedritas.
Llegó la hora de salir para el trabajo y no paraba, entonces llamé a alguien que pudiera llevarme en auto. Por suerte encontré un alma caritativa que accedió a hacerlo sin problema (su identidad se mantiene oculta dado que para traerme tuvo que abandonar momentáneamente su puesto de trabajo). Llegué a la oficina con el flequillo intacto, bajé en la puerta, cuando entré vi a mi jefe/compañero con los jeans arremangados y un secador de piso en la mano. Miré el suelo, estaba cubierto de agua, salvo el sector de mi escritorio todo era una pequeña laguna. Lo primero que dije fue
-¿Qué pasó?,
Respuesta obvia. - Se inundó todo. Las rejillas del desagüe estaban totalmente tapadas.
El día ya venía mal parido desde ayer cuando me enteré que hoy trabajaba. A saber: El 21 de Octubre es el día del seguro, por lo tanto ninguna compañía trabajaba, por lo tanto yo no debería haber trabajado, por lo tanto la inundación fue una señal.
La cuestión es que terminé con mis pantalones de gabardina claritos arremangados hasta la rodilla tratando de escurrir agua.
Afuera seguía lloviendo, en la calle no había un alma. Cerca de la una de la tarde mi jefe me invitó algo para comer, fue a la casa de comida de la esquina, estaba cerrada y ningún delivery quizo traernos algo. Terminé almorzando una manzana a las 3 de la tarde.
Como dijo mi amigo Ale, gran día para quedarse en casa y escuchar Miles Davis.

domingo, 19 de octubre de 2008

SEGUIME CHANGO SEGUIME VOLUMEN IV

El 18 de Octubre El Bordo tocó en 565, La Plata, en el marco de su décimo aniversario

Sábado a la noche los resabios del otoño trajeron una brisa fresca después de un día apenas caluroso. Las luces de la ciudad mareaban a los transeúntes al mismo tiempo que los locales del centro bajaban las persianas; mientras esquivaba diagonales mi memoria hizo un raconto de aquellas primeras oportunidades en que vi a un grupo de adolescentes que solían talonear bandas sobre las legendarias tablas de Cemento. Desde entonces supe que llegarían lejos.
Al margen de festivales cargados de sponsors y gigantescas campañas de marketing existen grupos que deciden emprender un caminito al costado del mundo dando pasos lentos pero mucho más firmes. De eso se trata EL BORDO; una banda que en diez años creció musical y profesionalmente al mismo tiempo que tras cada escenario recorrido fue conquistando corazones.
Con la excusa del festejo de su aniversario y de llevar YACANTO (su último trabajo discográfico) la banda de los hermanos Kurz aterrizó en la capital de la provincia de Buenos Aires.
En la entrada una escalera de cemento invitaba a entrar, arriba el humo y un vaho tenue cubrían el ambiente al mismo tiempo que más de uno luchaba para que la espuma espesa de la cerveza no desbordara por enormes vasos de plástico. Los desniveles del lugar multiplicaban tropezones pero favorecían la visión, el techo de cemento pintado de negro furioso auspiciaba de sostén de tubos, lámparas y reflectores de todos los tamaños. Abajo el agite del público calentaba aún más la espera.
Pasadas las diez la oscuridad fue integra, solo tres luces rojas y una azul iluminaban el recinto, fueron 15 minutos donde la euforia fue la única protagonista. La adrenalina recorría los cuerpos de cientos de espectadores que esperaban ansiosos un electroshock de potencia. Cuando la impaciencia asomaba los acordes de No Quiero dieron el punta pie inicial a una noche a puro rock.
La energía retroalimentaba los espíritus arriba y abajo del escenario, la banda se impuso con furia y personalidad logrando un ensamble perfecto con su público.
Las almas se reconfortaron aún más en temas como En La Vereda, Cansado de Ser, La banda y A Mí Favor, el play list recorrió toda la discografía, fueron dos horas mágicas en las que la comunión de sentimientos y emoción fue el condimento esencial, eso que hace que tratar de transmitir lo que ocurre en shows de bandas como El Bordo resulte una misión imposible. Sin dudas son una banda con fuerza y actitud; cuya poesía y concepto general los llevaron a superar el rol de promesa del rock argento para ocupar las primeras líneas de la escena local.
Cuando los extractores de aires apostados en las paredes comenzaban la ardua tarea de ventilación el saludo conjunto de los músicos marcó el final. Lentamente se fueron plegando banderas enormes al mismo tiempo que la gente buscaba la salida con un golpe de vista.
A la medianoche la sensación de felicidad todavía flotaba en el aire, mientras el cuerpo se reponía la mente programaba un nuevo encuentro con esa impresión de libertad absoluta.

jueves, 9 de octubre de 2008

11 De Octubre: Último Día de Libertad De América


"....Ya que vas a escribir dijo, cuenta de mi pueblo. Pobreza y dolor sólo trajo el progreso, la cultura de la traición y los indios en los museos"



11 de Octubre, el último día de libertad de América.

12 De Octubre es el "Día de la raza"! ¿De qué raza estamos hablando?Las Naciones Unidas abolieron el término raza en 1959 por carecer detodo valor científico y por servir solamente paraincentivar el odio entrelos hombres de distintas culturas. ¡Y acá seguimos festejando el día de laraza!

¿Qué festejamos el 12 de octubre?

El aniversario de la llegada de un comerciante aventurero que se tropezó con un continente maravilloso donde los hombres vivían en libertad y en armonía con la naturaleza.Pueblos como los arahuacos, que le ofrecierona Colón y sus secuaces toda su amistad, porque para decir amigo decían "miotro corazón", y al arcoiris lo llamaban "serpiente de collares de colores".

Colón no tenía vocación para la poesía y rápidamente los esclavizó y los puso a buscar oro para el Papa y los Reyes Católicos. En treinta años la población de las Antillas fue exterminada por los invasores empachados decodicia

.¿Qué festejamos el 12 de Octubre?

Festejamos la introducción en América de los secuestros extorsivos. El asesino Hernán Cortés secuestró y mató a Moctezuma a pesar de que los aztecas pagaron un rescate de toneladas de oro y plata. Lo mismo hará su compañero Pizarro con Atahualpa en el Perú. La conquista le costó a América 80 millones de vidas que quedaron en las minas, en los obrajes, en las haciendas, para enriquecer al reino deEspaña y a los banqueros europeos.Pero de entrada nomás pintó la rebelión y el caballo, traído por los españoles para dominar, fue adoptado por los nativos que formaron las caballerías rebeldes de los ejércitos libertadores como el de Tupac Amaru, que les metió miedo a los conquistadores y los obligó a cambiar su política de explotación y genocidio. Hoy a más de 500 años, la conquista sigue y sigue la lucha desigualde los mapuches contra el emporio Benetton, dueño de900.000 hectáreas en la Patagonia. En este territorio entrarían varios estados europeos, pero no lesalcanza y quieren quitarle la poca tierra que les quedó a nuestros habitantes originarios después del saqueo de Roca y sus secuaces.

¡Nunca más día de la raza!

¡No festejemos el saqueo, la violación y el asesinato! Recordemos cada 11 de octubre a los que nos antecedieron en estatierra y que enseñaron a sus hijos a cuidarla porque, como dice un proverbio mapuche, nadie es dueño de la tierra, la recibe en préstamo cuando nace y la debe devolver a la naturaleza más próspera y fértil cuando se va.



Autor: Felipe Pigna.

martes, 7 de octubre de 2008

CON EL TIEMPO CONTADO


Me levanté a las 7:15, 7:37 salí caminando para el gimnasio, llegué a las 7.55. La clase duró de 8 a 9:10. Volví a casa 9.32 (los dos minutos de más con respecto a la ida son producto del cansancio), tomé un Nesquik frío me preparé la ropa. A las 10 me fui a bañar y a las 11 partí rumbo a la estación. 11: 23 subí al tren.
En la estación de Quilmes 11.44 el tren todavía permanecía en el andén. El humo típico de la locomotora tomaba más fuerza como señal de retirada; algunos se aferraban con las palmas de las manos a la baranda del estribo mientras el resto en masa se iba dispersando por las salidas.
El paso nivel subterráneo es un agujero negro que obliga la disminución de la marcha constante y pareja de cientos de personas.
Eran las 11.47, en tres minutos poco menos de dos cuadras el 278 me esperaba para dejarme exactamente a las 11.58 en la puerta de la oficina. Jugar con el límite del tiempo y los horarios es algo que solamente hago con cosas que no me gustan.
A los costados de la escalera dos guardas con cara de pocos amigos controlaban al pasaje, el primer escalón para descender siempre está mojado, en general producto de escupitajos o quizá el sudor de quienes trepan la escalera desde el otro lado con su último aliento para llegar al anden.
El paso acelerado del resto me llevaba en ritmo cuando alguien se interpuso por milésimas de segundos ante mí. Era una señora de unos sesenta años, tenía el pelo corto color rojo, su cuerpo emanaba una mezcla de olores que conjuntamente podrían ser varios productos Avón. Un sacón marrón oscuro le llegaba a los talones, los tacos anchos de los zapatos se trababan en cada escalón dificultando aún más el avance.
Traté de esquivarla sin fortuna. Me corrí, se corrió para el mismo lado. Sin querer presioné mi bolsa sobre su espalda e intenté volver a esquivarla. A los costados la gente bajaba y subía rápido. Conté hasta mil para no caer en la facilidad del insulto sin sentido, mientras discutí conmigo misma si me daba por vencida o intentaba retomar mi ritmo. La impaciencia me invadía el cuerpo cuando por fin la vi desaparecer mientras la claridad me soplaba la cara.
En unos metros saqué ventaja tratando de recuperar el tiempo perdido. Crucé la calle y otra vez una fila de gente a paso de tortuga, rápidamente salí de la encrucijada, bajé al cordón y mientras recibía maldiciones desde colectivos y autos costeé el cordón del asfalto. Doblé la esquina y la parada estaba desierta, suspiré y miré el reloj 11.55.